Somos un paquete de recuerdos.
La mayoría de nosotros nos identificamos con ese “yo y mi historia”, que viene cargado de pensamientos y emociones. También son papeles que representamos e identificaciones colectivas como la nacionalidad o la religión.
A todo esto, le sumamos no solo los bienes materiales sino también las opiniones de los demás, resentimientos acumulados o la idea de un éxito o un fracaso. 😫
El secreto para no quedar preso de lo que piensas, está en hacer un trabajo de resignificación constante, porque
somos dinámicos y estamos en continuo cambio. Tal vez lo que fuiste ayer no es igual a lo que eres hoy. 🤷♀️
👉 Ese viejo patrón o hábito mental puede sobrevivir y reaparecer en cualquier momento, porque trae el impulso de años.
Pero OJO, cada vez que lo puedas reconocer SE VA A DEBILITAR.
Así que cuando aparezca y puedas identificarlo, intenta atrapar a la voz de tu mente reconociéndola por lo que en verdad es: nada más que un pensamiento.
Cada vez que vuelva a pasar, te darás cuenta que no eres ese pensamiento sino sólo el ser que toma conciencia de él.
Pon en práctica este ejercicio. No es fácil pero sé que tú puedes.💪